domingo, 5 de julio de 2015

Sandra, sus treguas:


-Tengo fríos los pies...
-vos siempre tenés fríos los pies y de paso, las manos
-No, hacía días que no tenia fríos los pies, juro que eran como dos pequeños soles, radiantes, calurosos, algunas veces tibios..
-Sos una piantada, vos te crees el cuento de que tu felicidad se construye en señales: los pies calientes, hablar mucho, animarse a dar vueltas, traer flores en las manos, mirar películas, encontrarte con algunas coincidencias, creer, siempre creer... Crees que todo eso es la felicidad, aunque vos sabes que debajo de las cosas subyace una razón más, que no te quieres decir porque te da miedo la ausencia. Luego algo trastoca el orden de las cosas, algo se mueve, la lluvia llega, los pies fríos y la felicidad, otra vez, se ha terminado, entonces regresar al té y las pastillas, porque en el fondo sabes que la felicidad nunca existió.
- Y dices que la melancolía soy yo: sucede que esta semana vi 3 accidentes, uno cada día. Tremendo. Sucede que no le conté a nadie, a nadie, que en aquella reunión que tuvimos en una escuela lejana, las baldosas del piso tenían patrones, se repetían los patrones, de una a otra baldosa, todas eran iguales y yo tuve que respirar para evitar gritar. Odio profundamente la repetición.
-Es porque vos sos una repetición de algo ya lejano, es porque vos tenés miedo de que las cosas resulten distintas, estás tan acostumbrada a ser un accidente que la gente observa sin decir ni hacer nada que cuando algo cambia lo confundís con lo eterno, con la luz.
-Quizá tienes razón, pero habría que callarse algunas cosas, a las persona no les gustas cuando sufres.
- Che, mirá que elocuentes y tristes nos vuelve la lluvia, hasta yo me voy haciendo triste, boluda.
-quizá no es la lluvia, sino la tregua rota
-Quizá no es la lluvia, ni la tregua, quizá, sí, el problema es que vos sos la lluvia y la tregua rota
-Tienes razón, el problema soy yo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario