domingo, 5 de julio de 2015

Crónica del día en el que me descubrí pájaro o no necesito antidepresivos sino un traductor o la gripa me produce estados así, como este y ahí te quiero ver

Es bonito descubrirse a una misma, ese día que Cortázar (ah ya vas con Julio, siempre Julio) presupuso como el más maravilloso o el más aterrador de la historia de una persona. Imagínese que esa persona soy yo, bueno no se lo imagine: soy yo. Todo este tiempo he pensado en el tema de la incomunicabilidad de ciertas cosas o situaciones o sentimientos o emociones o tristeza inabarcable o las costumbres tristes o ya no hay dónde estar o de dónde viene el sentimiento de sentirse así… Che, un día aquí sentada llena de papeles y trabajo qué hacer, además de la gripa que produce cierto estado de sueño permanente, es decir que una vive en la vigilia, ni dormida ni despierta, es decir, el momento de las revelaciones; bueno justo estaba llena de responsabilidades cuando me puse a hacer lo que siempre hago cuando el mundo se torna abrumador: revisar algunas fotos que aparecen en los libros, jugar con las postales y mirar algunos textos danzantes. Entonces se apareció la respuesta, el encontrarse conmigo misma en el borde de mi mirada.

Hace un tiempo acepté mi condición de extraña al mundo, no estoy diciendo ajena o rara o extranjera del mundo. Después de todo el mundo es mi mundo. Tampoco creo ser la única en esta condición, por ahí nos van catalogando o diagnosticando: trastorno depresivo crónico, ansiedad profunda, borderline, esquizofrenia, loca. Siempre sentí el contacto con las barreras que me impiden lograr una comunicación efectiva (disculpe el o la lectora el uso de estos términos tan absurdos, pero he estado tratando mucho con la burbuja de la comunicación)… Vos imagínate que un día te estoy hablando de lo emocionante que fue toparme con astromelias rosas en un puestito al pasar por Avenida Corrientes y entonces la tormenta comenzó y a mí no me pasaba nada porque venía bajando con las astromelias rosas y todo eso era maravilloso. Pero acá, acá de pronto los días se vuelven terriblemente tristes porque no hay astromelias por ninguna parte, entonces vos me escuchas, pero solo entiendes la parte en la que digo tantas tonterías juntas y hay tanto por hacer y tú me estás hablando de astromelias y no hay tiempo para eso necesitas ponerte a trabajar y no entiendes que si nos desviamos por un segundo a mirar esas cosas perdemos el tiempo, no sé en dónde, pero lo perdemos. Y ahí todo: una completa incomunicabilidad. Como si estuviésemos hablando en lenguas diferentes. 


Luego alguien te dice que llorar es una suerte de estigma, che, pará si yo lloro todo el tiempo: lloro porque no vienen, porque el tiempo es un monstruo depredador y se va comiendo los instantes y va construyendo distancias, lloro porque leo todos los días las noticias de un mundo atroz, donde se mata, tortura y viola, lloro porque convivo con un grupo tan valiente compuesto de luchadores y luchadoras sociales y me digo que un día quiero ser como ellos pero para eso hay que empezar a trabajar desde ahorita y cantar poemas mientras se lucha, mientras se lee, mientras se observa. Y yo digo aquí lloramos todas, todos y luego una se levanta, se seca las lágrimas y se pone a hacer la pelea de cada día.



Pero no, entonces la crisis ante la imposibilidad, luego el alejarse, el hundirse. Y ahí voy directo al psiquiatra porque creo que algo no funciona dentro de mí, cada vez que intento hablar salen otras palabras, palabras como verde, cariño, mosquitito o el otro escucha otras palabras que no entiende y eso me produce estados de ansiedad y tristeza; así que ya, póngame una etiqueta en la frente y deme la receta: cura inmediata o dejar de hablar o empezar a hablar como los demás. 


Bueno pero asumámoslo, una está descompuesta de alguna parte, de la historia, del fracaso, de los sentimientos o del humor. Entonces estoy sentada, con cosas por hacer y sin hacer nada y de pronto el texto:


OBSERVACIONES RELACIONADAS CON LA EXUBERANTE ACTIVIDAD DE LA "CONFABULACIÓN FONÉTICA" O "LENGUAJE DE LOS PÁJAROS" EN LAS OBRAS DE J. P. BRISSET, R: ROUSSEL, M: DUCHAMP Y OTROS




a. A través de su canto los pájaros 

comunican una comunicación 
en la que dicen que no dicen nada.


b. El lenguaje de los pájaros 


es un lenguaje de signos transparentes 
en busca de la transparencia dispersa de algún significado.

c. Los pájaros encierran el significado de su propio canto 

en la malla de un lenguaje vacío; 
malla que es a un tiempo transparente e irrompible.


d. Incluso el silencio que se produce entre cada canto 


es también un eslabón de esa malla, un signo, un momento 
del mensaje que la naturaleza se dice a sí misma.

e. Para la naturaleza no es el canto de los pájaros 

ni su equivalente, la palabra humana, sino el silencio, 
el que convertido en mensaje tiene por objeto 
establecer, prolongar o interrumpir la comunicación 
para verificar si el circuito funciona 
y si realmente los pájaros se comunican entre ellos 
a través de los oídos de los hombres 
y sin que estos se den cuenta.


NOTA: 


Los pájaros cantan en pajarístico, 
pero los escuchamos en español. 
(El español es una lengua opaca, 
con un gran número de palabras fantasmas; 
el pajarístico es una lengua transparente y sin palabras).


Juan Luis Martínez



Y ya está, resulta que es eso, resulta que la realidad no es una jaula. He desentrañado el problema de los malos entendidos, de que algunos piensen que estoy exagerando o diciendo tonterías, lo que sucede es que soy un pájaro. He estado hablando en pajarístico todo este tiempo, cuando vos escuchas una suerte de sandeces en torno a la poesía y Cortázar y la vida tan triste, en realidad estás escuchando las palabras en español, pero yo estoy hablando en pajarísitico.

La gran revelación: Creo que soy un pájaro. Y yo sintiéndome persona todo este tiempo. Yo no necesito antidepresivos, necesito un traductor.


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