martes, 18 de agosto de 2015

Quiero volver a perseguir lo desconocido, lo exuberante

-Quiero volver a perseguir lo desconocido, lo exuberante y sorprenderme con las máquinas que imprimen poemas y con los cielos plagados de colores y nubes. Quiero volver a perderme entre calles de nombres distintos y poblar mi soledad, acompañarla, sentirla, mecerla y cantarle mientras la noche no es noche sino tierra posible. Quiero volver a estrujar mis ojos para que alcancen a mirarlo todo, pero mirarlo bien, mirarlo hasta con las rodillas, mirar los parques solitarios, el café con leche y sentirme extraña, ajena, distante; sin ser esa extraña, ajena, distante que duele, que golpea en las puertas de los sentires ambiguos para que le den un rinconcito de ternura o de infierno florido.
Y ahí, en ese punto de inconmensurable movimiento, quiero volver a encontrarte, no a ti, sino a ti en ese lugar de la extrañeza, no a ti, es decir, a ti, este extraño de cara conocida. Sino a ti, ese viajero que me mira partir, brincar, llover, reír y a quien miro partir, brincar, llover, reír y todo eso nos hace libres, nos hacía libres...
-¿Qué decís piba? Pero si sólo te pregunte la hora, boluda, ¿vos no pensás dormir nunca?

miércoles, 12 de agosto de 2015

3016





En el 3016 pudiste dejar de perseguir al mundo.
Hiciste la revolución.
Y no estás cansado, ni viejo, ni muerto;
Tu rostro sigue siendo fuerte y distante,
Estás habitando los 26 años, con tu juventud rebelde
Estás riendo tímido, como siempre.
Estás mirando, por fin, este mundo y no otro,
Como lo hacías antes, de a ratos; mientras todos hablaban o reían,
Tú te quedabas mirando a la nada, los ojos iban hacia adentro, hacia adelante
Quizá te preguntabas sobre el futuro, sobre cómo hacerle para existir en cinco espacios al mismo tiempo; cómo partirte en mil, compañero, para poder existir en todos los lugares donde querías existir.

En el 3016, la victoria es ahora y siempre.
La has alcanzado.
Ya no pones más los dedos sobre tus ojos,
Mientras tu cabeza deambula por los pasillos donde ves la miseria;
Tus ojos están más tranquilos y ya sabes qué día es, qué hora es, qué mes es,
Estás habitando los 26 con tu perfil perseguidor.

En el 3016, no estás ausente, ni distante,
Sigues teniendo la silueta fuerte, la voz enérgica,
La conciencia construida, el camino claro;
Sigues anotando algunas palabras sueltas en dónde puedes: servilletas, textos ajenos, libretas que no volverás a ver;
Sigues con hambre, como siempre, con hambre de más
Ahora imaginas lo qué viene, ya estás planeando lo que vas a levantar.
Aún están tus codos sobre la mesa, con fortaleza, como plantándote en el mundo;
Pero ya no existen esas calles que te ponían incómodo, enojado,
Ya no existen esas personas indiferentes, absurdas, que te hacían voltear la
Mirada.
Ya no lloras por tus hermanos, ya no temes por tus hermanas.
Porque hiciste la revolución,
Y aún no lo notas, pero ya no te duele la cabeza.
Tu sueño sigue siendo profundo, pero no es intranquilo.

En el 3016 puedes sentarte a tomar café y charlar:
De la lluvia, del olor de las guayabas y de las narices de los perros.
Puedes contar tus secretos.
Puedes decir Guerrero y sentir inconmensurable ternura y tranquilidad.
No eres más un fantasma que se aparece de a ratos e intenta confundirse
Con los normales, los felices, pero en el fondo lo sabes
Eres un perseguidor, ya estás viendo otro mundo posible,
Y quizá por fin piensas en los pájaros.

Tus manos reconocen la lucha, la tocaron, la sintieron, la construyeron,
Se hirieron
Y ahora tus manos descansan sobre tus piernas,
Ahora tus ojos descansan sobre el mundo que construiste para los otros,
para las otras
Para nosotros
Ahora es de noche y entiendes el porqué de la excitación ante los colores del cielo
Y te emociona,
Porque sabes que la nueva rebelión consiste, también, en mirar el cielo
Hasta perderse en los tonos bajitos,
Mientras la mañana llega y puedes respirar
Y por fin puedes sentarte y respirar, compañero
Porque estás tranquilo
Porque es 3016
Y tú revolución existe
Y es nuestra.



lunes, 3 de agosto de 2015

COMPAÑERO, TU ROSTRO DE PAJARITO MUERTO


A Rubén.
Centenares de miles de gentes son la ciudad.Y yo, en la ciudad, soy centenares de miles de muertos. Antonio Porchia 
Hay algo en las  fotos de tu rostro que me perturba,
No sé si es porque las he visto tanto,
No sé si es porque me pareces tan conocido, porque ahora todos te conocen
O porque tu nombre es como un fantasma.

Hay algo en tu nombre que me perturba,
Pero no te engaño, eso tiene que ver con mi historia o con una parte de ella
Esa historia-muerte que me trae hasta aquí, hasta las letras
Pero estoy desviando la atención;
Hay algo en tu nombre que me perturba, quizá porque desde hace unos años asoció ese nombre con el dolor.

Algo en la portada de un libro también me perturba, es un rostro sobre un fondo negro
Es un rostro que grita.
Algo en esta noche parece más letal,
Profundiza el silencio,
Algo la hace parecer absurda e inútil,
Y de pronto giras la cabeza y están los aplausos,
Ese ruido de palmas que te están dedicando.
Y esos aplausos son precisamente los que me hacen pensar en ti, en un tu nombre, en tu rostro y en la muerte.

Compañero, yo no entiendo a la muerte.
Compañero, yo no sé para qué tu muerte.
Compañero, me pregunto, y es la pregunta más sincera que me he hecho en mucho tiempo
Si a tus oídos llegaron los sonidos de los aplausos, de las lágrimas o de la lluvia.
Compañero, yo no entiendo a la muerte que te-nos lleva;
Quizá es porque no logro encajar el fin de tu existencia,
Yo sé que tus ideas, palabras, instantes, fotografía, se han vuelto pájaros y luchan,
Pero no entiendo cómo es que desaparece tu sonrisa, o la del Che quien sonríe frente a mí, pero no es él, o la de Cortázar quieto en su retrato, con el cigarro sobre los labios y los dos ojos tan distantes uno del otro
Y esa corbata que lo hace parecer tan serio,
Pero mira compañero, yo no sé si él sigue aquí o ya no está.
Cómo es que has dejado de existir, cómo es que no nos oyes más, no nos miras más,
Dime quién va a accionar tus cámaras, quién va a gritar tu voz

Llevo algunos años estudiando a la muerte y no he aprendido casi nada,
Sólo he aprendido a controlar la angustia o compulsión de buscarte,
Como he buscado a tantos muertos y muertas para intentar elaborar el problema-pájaro de la desexistencia
Debería buscar tus fotos por todos lados, los detalles de tu vida, tus ojos, debería ver repetidas veces, cinco, diez, cuarenta, tu rostro, por si en algún momento esa imagen, ese retrato de la muerte, me dice dónde estás, a dónde fuiste.
Y casi absurdo entonces que hayan tantos muertos en vida,
Tantos a quienes maté en mi recuerdo para poder sobrevivir.

Mañana me voy a levantar, compañero, yo voy a despertar.
Voy a tomar una taza de café y no es un recurso literario, es sólo que amo la sensación de angustia que me producen más de dos tazas de café,
Yo amo compañero, mañana me voy a despertar, voy a tomar dos tazas de café y voy a amar,
Todos los días estoy enamorada, todos los días.
Mañana voy a abrazar, sentir, enojarme, estornudar, partir un pan,
Ah la tremenda cotidianidad, los actos normales, precisos, precisados
Ajustados a la vida, a la mano, a la muñeca y a los dedos
Ah la normalidad, lo fácil, el ladrillito de cristal.
Y me voy a enamorar de unos ojos o de una sonrisa
O de dos, o de tres o de los abrazos y las caricias.
Compañero mañana voy a escuchar cantos de niñas, risas de niño
Compañero mañana voy a oler guayabas y voy a intentar tocar la nariz de un perro,
Compañero tengo los dedos manchados de tinta, y no es otra metáfora,
Son los dedos manchados de tinta y nadie lo sabe, pero me encantan las manos sucias de tintas, plumones y colores,
Yo mañana voy a ver colores, compañero, yo mañana voy a volver a decir tu nombre y a sacarlo
De la caja en que tenía oculto todos tu nombre
¿Y dime tú dónde estarás?
“Mis muertos siguen sufriendo el dolor de la vida en mí”, vino a decirme Antonio Porchia a mi oído derecho, porque el izquierdo está demasiado herido.

Y mira compañero, acabo de leer una noticia, dice que asesinaron a quemarropa a una mujer,
Compañero están matando mujeres,
Compañero ella ya no existe,
Compañero a quemarropa en la ciudad de la muerte
Y la metáfora se hace más profunda cuando me doy cuenta que vivo en la ciudad de la muerte y tú y no estás, ya no la habitas.

Pajarito-muerto
Cuéntame qué es la muerte
Cuéntame qué es tu muerte si sigo mirando tu rostro y me perturba
Y sigo escribiendo tu nombre aunque tu nombre me perturba,
Si te siguen nombrando
Si siguen aplaudiendo
Pajarito-muerto, esta noche muerte, en esta ciudad muerte, ven y cuéntame qué es morir,
Si estás más muerto tú o quienes te mataron, si ellos son los verdaderos muertos
Y vos no eres más que un pajarito-dormido soñando a que está muerto.

Pajarito-muerto, están hablando de ti en pasado,
¿Es eso la muerte?
Se acabó el día y escribo de madrugada,
¿Es eso la muerte?
He visto una de tus fotos, retrataste el lugar donde yo también estuve,
A la misma  hora, en el mismo espacio
Y yo puedo volver
¿Y tú? ¿Es eso la muerte?
Che, retrataste abrazos también
¿Es eso la muerte?

Ven pajarito-muerto, compañero muerto
Y explícame esta noche muerta,
Si es tu rostro o tu nombre
O soy yo
Explícame si eso, algo de eso es la muerte.


Foto de Rubén Espinosa.