domingo, 5 de julio de 2015

La caída en la madriguera del conejo es en espiral o sobre la depresión crónica


-Che, hace días que no te veo, te oigo respirar, pero parecés una ausente...
-Iba caminando sobre nuevas palabras y me caí en una madriguera de conejo. Estoy dentro de la madriguera, pero aún no se ve el suelo...
-¡Ah, piba! Con razón las personas vienen apresuradas y dejan mensajes del tipo: "estás rara", "estás distante", "andás más triste de lo normal"...
-La caída en la madriguera es en forma de espiral y provoca que las cosas tengan una capa borrosa, es decir que el contacto, la sola visión de las cosas resulta imposible. Cuando estoy en la madriguera nada me toca, los sonidos llegan distorsionados, como desde el otro lado del espejo. La caída en espiral permite reconocer imágenes pasadas y todo parece siempre más difícil de lo que es.
-La soledad, che, la soledad, vos le decís madriguera o espiral o botella, pero a ti lo que te pasa es encerrarte en la soledad, y vos no permitís que nadie entre, sí, sí, estoy bien, un poco cansada pero se me pasa durmiendo y sucede que solo dormís para no estar. Porque cuando vos te enfermás de soledad lo único que querés es no estar. 
-Quizá sí, quizá no, no es tan sencillo de explicar. Porque en algún momento quiero tocar las cosas. Mis dedos intentan por todos los medios tocar las cosas, pero no están, todo está más lejos de lo que parece, todo tiene además un barrera imposible de traspasar y cada tanto se pone a llover.
-Boluda cuando andás así te olvidas del mundo, y mirá que al mundo le resulta fácil olvidarse de vos, pero se te olvida que hay que seguir, vos no te podés quedar ahí, inmóvil, sin avanzar. Si tenés miedo di, tengo miedo...
-Tengo miedo todo el tiempo. Pero quizá no está tan mal.
-Che, ¿no está tan mal? Vos hablás más conmigo que no existo o que soy vos misma, que con los o las demás. Asómate tantito al mundo y ya verás, ya ves lo que dijo la loca: "una mirada desde la alcantarilla puede ser una visión del mundo"... Y ya está, queréte un poco vos, que no basta conque yo te quiera...
-¡Ah, la luz!

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