miércoles, 9 de noviembre de 2016

Yo soy la imitadora de la madre de la poesía mexicana, o sea, soy la imitadora de Auxilio Lacouture

No conozco a todos los poetas y los poetas no me conocen a mí (y a algunos no los quiero conocer).
Nunca he visto a Arturo Belano.
Pero yo  estaba en la Facultad cuando todo el mundo presagiaba, mediante comentarios en Facebook y en todas partes, que la apocalipsis estaba ya ocurriendo.
Yo no estaba en los baños, sino en una banca, sentada en una banca en el primer piso de la facultad comiendo ensalada y escuchando los rumores sobre el fin del mundo, el inicio de la hecatombe y la llegada al poder de un (¿otro?) racista y misógino (incluso escuché deambular a Hitler entre las palabras apresuradas de las personas).
Yo estaba leyendo los poemas de Susana Romano Sued y Carmen Berenguer, las poetas que escribieron durante/en/sobre las dictaduras y a mi cabeza regresaban los poemas de Pizarnik, jaulas y pájaros, y  Casa tomada, y me preguntaba si ya había sido tomada toda la casa o si quedaban rincones desde los cuáles resistir o si debíamos salir de una vez o si teníamos que buscar nuevas casas o tumbarlas todas.
En verdad me preguntaba en qué momento íbamos a empezar a vomitar conejitos.
Sentí ese  ruido en el alma en mitad del pasillo de la facultad gracias a mi no-hábito de leer en el baño o a mi manía de comer sola. Y el ruido fue creciendo y creciendo y finalmente me enteré de todo lo que pasaba (o ya lo sabía pero quise enterarme en ese momento). Y la burbuja de la poesía no hizo blip, porque la poesía nunca ha sido una burbuja para mí, sino una forma que aún me cuesta trabajo explicar, de analizar al monstruo.
Y pensé en las poetas escribiendo en las celdas de los centros de detención, en los campos de concentración o en las cárceles. Pensé en los pedacitos de papel escondidos entre los escombros, en el piso, en los pequeños orificios del encierro o en aquellos que lograron salir de la jaula y que circularon de forma clandestina y que fueron leídos, luego destruidos y transmitidos de manera oral, y en todas aquellas poetas quienes desde sus escondites, desde sus trincheras, se susurraban aquellos poemas porque era su forma de estar vivas o de complejizar y entender la realidad.

Nadie puede escribir poesía en medio del horror.
O mientras exista sólo se puede escribir poesía sobre el horror

El pasillo estaba lleno y al final de las ensaladas sólo queda la aburrida cama de lechuga.
Y entonces yo me dije: Quédate aquí, Sandra, no permitas que te lleven. Que la fatalidad te arrastre, mirá que con tu sensiblería es muy factible.
Quédate aquí, en medio del pasillo, con la aburrida cama de lechuga, la poesía en las manos, no permitas, nena que te metan en esa película, si te quieren meter que se tomen el trabajo de encontrarte.
Y entonces escuché voces que decían que efectivamente la casa estaba siendo tomada, que “esto de elegir a un racista, clasista y xenófobo no es nuevo”, que “Trump, Macri, Peña Nieto, Cartes, Bachelet... El continente va hacia la derecha más nefasta, no crean que los gringos tienen la exclusiva…” y “Un 9 de noviembre del 89 cayó el muro, hoy 9 de noviembre, ¿se levantará otro?” luego otras que decían: “organízate y lucha”.
Y ahí estaba, el silencio especial y el tiempo fracturado y corriendo en varias direcciones
Y supe lo que tenía que hacer. Supe qué tenía que resistir (lo que no sabía bien era cómo). Así que permanecí sentada con la aburrida cama de lechuga entre las manos, abrí Procedimiento, el poemario de la argentina y empecé a leer y vi ahí mismo a la mujer que pide trozos de papel para escribir poesía y vi las marcas en su cuerpo y escuhé los cantos fúnebres a lo lejos y la escuché defenderse y contar la historia de su militancia…

Luego cerré el libro, cerré los ojos y me dije: Sandra Arrazola, ciudadana de méxico, latinoamericana, imitadora de la madre de los poetas mexicanos, no poeta sino escribiente de quién sabe qué cosas (es decir, yo no soy una poeta, yo sólo escribo como muchas personas lo hacen, en los pedacitos de papel que le arrancamos al monstruo) no viajera, a veces ermitaña, una uña encarnada, resiste...

lunes, 25 de julio de 2016

Aquí estamos, fuera del tiempo...


Pajarita estás aquí,
debajo de la mesa, cantando para no escuchar los gritos.
Rayando cuadernos para no prestar atención a los golpes.
Hinchada de tanto llanto;
ojos, cariñito, los ojos son los que se inundan.
Es 1988, yo estoy por nacer.
Pajarita estoy aquí,
me corté el dedo con el cuchillo y la sangre llegó hasta el plato que sostenía.
Fue un accidente,
el dolor conectó a miles de kilómetros de distancia con tu pasado,
con el dolor de tu pasado.
No sé qué hora es en Chile, aunque me lo has dicho un montón de veces.
Ya sé: es la hora oscura.
Pajarita tengo 15 años y ya he sido agredida, hostigada y humillada.
Pajarita tengo 25 años y estoy por ser sometida a la violencia de un hombre que besa mis labios.
Pajarita tu madre, pajarita tu madre está por ser traspasada con ese cuchillo.
Pajarita están por llamarte débil, alita rota, egoísta.
Ya sé qué hora es en México, la de los cadáveres.
Luego el dolor de la herida en el dedo
y el dolor inmenso que te golpea los huesos
al mirarte en el espejo y sentir que otra vez tienes 7 años,
sentir que volviste a caer en el espacio insostenible de la violencia;
nos recuerda que no, que es aquí y ahora
que ni vos ni yo somos las mismas,
metrallas y uñas rojas están de testigas:
Vos y yo, pajarita, hemos luchado, transformado, volado.
Entonces esta es la historia:
Tengo siete años y estoy meciéndome en el columpio
(amo la sensación que me produce el balanceo),
y vos apareces entre las astromelias.
Estás riendo bien fuerte,
te sentás en el columpio de a lado
y comenzamos a ser aire y nace el sentimiento:
ese que nos dio alas,
ese que nos hizo aves.
-¿De dónde viene esa risa, es un momento triste no? Allá en el 2016 la violencia está asediando tus treinta y pico años.
-Del corazón po huacha, de ahí llega la risa, porque por fin pude ver que no soy más la niña indefensa debajo de la mesa, que he peleado duro y he acompañado a las compas en sus procesos y he cosido mis heridas y he dejado fluir la sangre de mis heridas y he construido posibilidades, y he ensayado mundos nuevos y me subo a este escenario que parece el mismo con un plumaje distinto, llevo en la venas, Cicatriz, el dolor de las mujeres y su rabia…
-Ya está, entonces saltemos, soltémonos del columpio y caigamos sobre la hostilidad del pasto. Mira que este abrazo que cruza el hemisferio tiene que durarnos toda la batalla.
-Saltemos ahora: una, dos…

miércoles, 6 de julio de 2016

Poema a un chico malo




Oye, bad boy
¿Te acuerdas cuando éramos niños y nos aventábamos a explorar  nuevos lugares...lo hacíamos casi sin miedo, casi sin reservas?
Podíamos probar lo que nos gustaba
y escupir lo que reconocíamos como sabores amargos.
Expulsar a los monstruos,
Esconderse debajo de la cama solo para leer historias y contar cuentos.
Mirar a los ojos sin pensar en qué mirada será la próxima en humillarte.
Entregarse a los abrazos sin pensar en lo poco o mucho que durarán.

Éramos casi puros,
casi libres.

Lo sé, bad boy,
has encontrado tu libertad y catarsis en las experiencias místicas y la lectura de las estrellas;
en la poética cotidiana de creer en lo raro, lo distinto, en los planetas rojos y la muerte-crecer.
                Has subido montañas y
recorrido paisajes. Viajero.
Has perseguido la luz y te obsesionaste con las ventanas abiertas.
Es esa pulsión de vida, chico malo, la que te alienta.
Eres un perseguidor de cumbres y posibilidades infinitas.

Yo hice un largo viaje para llegar aquí, bad boy
Un viaje por los caminos de mi ser, de mi mujeridad, de mi cuerpa.
Por las torturas de la depresión,
las derrotas de las violencias "invisibles",
las atrocidades de  la indiferencia,
y tuve que defenderme de mí, de mis heridas,
y tuve que lamer mis heridas 
mientras mis brazos sangraban,
mientras la soledad invadía
y no veía ni las ventanas, ni las cumbres, ni la música, ni las estrellas.
Tuve  prohibidas las estrellas.
Hasta que el sur y su sonoridad, me devolvieron las alas.
Y volé tan lejos que cambié.

Era mi pulsión, la de muerte.
Bad boy tengo miedo, los amantes tienen miedo, las mujeres tienen miedo.
                Estamos asustadas de nuestra capacidad de amar.
                               Estamos asustadas de los buenos amores, las caricias tiernas, los besos suaves,
las sonrisas, los ojos cálidos y las manos juntas.
Tenemos miedo, bad boy, miedo de ti, miedo de ellos y de ellas
Las que aman
Las que quieren
Los que no te rompen
Los que no te atormentan.
                Tengo miedo de ti, como lo tuve la primera o segunda vez que me dijiste que eras un chico malo porque, quizá, estabas más asustado que yo.
                Tengo miedo de tu ternura.
De tus alas y tu impulso
De tu cotidianidad.
No es  una renuncia, todo lo contrario.
Es un anuncio. Un vínculo más profundo.
Confesarte mis miedos es un pacto.

No me suelto,
no te sueltes, vive:
como en las noches en que te abrazo fuerte y te digo que vos también puedes sentir miedo,
como aquella vez que el dolor del mundo te agarró desprevenido y lloraste sobre mi pecho.

No me sueltes, que yo no voy a soltarme.
Voy a seguir mi estrella azul, la que nos trajo aquí, la que forma parte  de mi cosmogonía personal.
Voy a escribirte poemas y a gritarme consignas  en los momentos necesarios.

En la hora más oscura
En la sierra solitaria
En la soledad enajenante
En las dudas profundas
En la desconfianza cotidiana, que surge de imprevisto entre los pasos
En las incertidumbres, en las hostilidades.
En mitad de los impulsos que nos obligan a lastimarnos, a clavarnos las uñas
A mirarnos extraños, a empujar nuestros cuerpos contra la barrera de los hábitos represivos,
En la seguridad de la muerte.
En los desencuentros instalados
En el lenguaje no escuchado,
Cuando la poesía es imposible,
Ante la evasión de las promesas y los sueños vapuleados.
En el olvido de las historias, frente a los espejos que sólo reflejan nuestros cuerpos dolientes
En la irracionalidad del invasor que se nos cuela por los huesos,
Por las mentes y las estructuras disciplinatorias.
En mitad de la noche que amenaza con desatar la violencia.
En mitad de las palabras que son injurias sin sustento.
Ante los diccionarios que hablan del cariño y las sonrisas en clave mercantil.
En la profundad de nuestras ganas de gritar y escupir deseos imposibles.
                Ante nuestros rostros, que por una horas se transfiguran en el Enemigo.
                Ante las entrañas revolviendo, deshaciendo sentimientos, produciendo canales por donde corre la tempestad de los errores.
Ante la imperfección de mi cuerpo y el tuyo.
Ante la imperfección de mis actos y los tuyos.
En los nudos de las ataduras que hieren nuestras manos.
Después de usar nuestras cadenas para atarnos, para oprimirnos.
Ante los días desolados, donde las estaciones del año se transfiguran en sentimientos hirientes, y detrás de la ventana todo el clima es igual a lluvia; té caliente y lluvia.
                Ante los prejuicios que pintamos en  las re lecturas del pasado.
Ante el desconocimiento de nuestras reacción y la vuelta a la estructura que nos impone roles.
                Ante el performance de  nuestros miedos y fantasmas, ante la oveja y el lobo transfigurados en nuestras camas.
Ante la amenaza de la despedida, el desencuentro de nuestras dichas.
Ante la tristeza que derrumba.
                Ante el descontrol de las lágrimas o el llanto que irrumpe silencioso e inesperado en un pasillo.
 yo te nombro (como te nombro Éluard): Libertad. Yo te grito, como lo hicieron los esclavos moribundos: Libertad.
                Yo te poetizo, como lo hicieron las presas en la hora más aguda del mancillamiento: Libertad.
Yo te repito, como lo hicieron las torturadas, las violadas: Libertad.
Y te sueño, te anhelo, te pienso, te deseo, te escribo, te grito, como lo hicieron los obreros de las fábricas: Libertad; como lo hicieron las niñas vendidas: libertad; como lo hicieron las presas políticas: libertad; como lo hicieron los guerrilleros capturados: libertad; como lo hicieron las luchadoras, las guerreras: libertad; como lo hicieron los amantes en la hora más profunda de la soledad:… libertad.
Yo te construyo, libertad.
La libertad, también de volver a reconocernos, salir de nuestros miedos, capturar nuevos momentos, ser conscientes de la historia y nuestros pasados, amarnos como queremos, odiar la estructura que nos envuelven en viejas heridas, en viejos y tremendos hábitos de la tragedia, el dramatismo y la desolación.
“hay que aprender a cansarse de la mierda, de la tragedia, de lo gris. Hay que empezar a buscar los colores y acostumbrarse a ellos, a deslumbrarse, hay que empezar a acostumbrarnos a ser felices”, me dijo una mariposa.
                Deshabitar los dramas y las tormentas  e instaurar el diálogo, el cuestionamiento crítico y reaporpiarnos del cariño, es más, redoblar el cariño.
                Necesitamos nuevas consignas,
Las que teníamos no nos alcanzan
No se confunda, nos alimentan, nos llenan
Pero no soportan, las pobres, tantos fantasmas.



Mira bad boy, existen diferentes consignas, la mía empieza con el tema de la alegría: procurarnos la alegría en los días de tristeza, no con el fin de ocultar las lágrimas y heridas sino con el fin de proponer, siempre y en todo espacio la rebeldía.
                La realidad, dicen los viejos poetas, es el espacio donde todo lo que piensas sale aún peor, estamos envueltos en una cultura que propone la tragedia desmedida, la desesperación, la violencia, la angustia y el drama como formas de resolución de conflictos, conflictos creados para lastimarnos, construidos desde la idea que se mete en nuestros cerebros que germina con el paso de los días y el olvido de nuestros acuerdos e historias.
Erradicar la instauración de la amenaza de la separación como forma de control social. La amenaza de los distanciamientos y  rupturas ante la primera imagen de la tempestad o ante la danza de los fantasmas produce desde ahora la fragmentación de una de las células más importantes para la lucha: lxs amantes. Por su potencial transgresor y rebelde. Destruir a los amantes ha sido uno de los proyectos mejor logrados del capitalismo.
                Todxs tenemos miedo de ser abandonadxs,
Todxs tenemos miedo de ser comparadxs
                Y entre tanto miedo vamos creando rostros enemigos, ahí, donde deberían haber puentes que cruzar, llaves que nos reguarden en los días de noche, panas de la vida. Construyamos puentes.
Redoblar los esfuerzos y el cariño por la comunidad.
                Y vos y yo también somos la comunidad. Tus manos tendidas hacia mi cuerpo son la comunidad, los arrullos inesperados, los llantos sorpresivos, son la comunidad.
Tú eres mi comunidad favortia.

La estrella azul,  bad boy,  la de mi cosmogonía personal.

Poema a un chico malo




Oye, bad boy
¿Te acuerdas cuando éramos niños y nos aventábamos a explorar  nuevos lugares...lo hacíamos casi sin miedo, casi sin reservas?
Podíamos probar lo que nos gustaba
y escupir lo que reconocíamos como sabores amargos.
Expulsar a los monstruos,
Esconderse debajo de la cama solo para leer historias y contar cuentos.
Mirar a los ojos sin pensar en qué mirada será la próxima en humillarte.
Entregarse a los abrazos sin pensar en lo poco o mucho que durarán.

Éramos casi puros,
casi libres.

Lo sé, bad boy,
has encontrado tu libertad y catarsis en las experiencias místicas y la lectura de las estrellas;
en la poética cotidiana de creer en lo raro, lo distinto, en los planetas rojos y la muerte-crecer.
                Has subido montañas y
recorrido paisajes. Viajero.
Has perseguido la luz y te obsesionaste con las ventanas abiertas.
Es esa pulsión de vida, chico malo, la que te alienta.
Eres un perseguidor de cumbres y posibilidades infinitas.

Yo hice un largo viaje para llegar aquí, bad boy
Un viaje por los caminos de mi ser, de mi mujeridad, de mi cuerpa.
Por las torturas de la depresión,
las derrotas de las violencias "invisibles",
las atrocidades de  la indiferencia,
y tuve que defenderme de mí, de mis heridas,
y tuve que lamer mis heridas 
mientras mis brazos sangraban,
mientras la soledad invadía
y no veía ni las ventanas, ni las cumbres, ni la música, ni las estrellas.
Tuve  prohibidas las estrellas.
Hasta que el sur y su sonoridad, me devolvieron las alas.
Y volé tan lejos que cambié.

Era mi pulsión, la de muerte.
Bad boy tengo miedo, los amantes tienen miedo, las mujeres tienen miedo.
                Estamos asustadas de nuestra capacidad de amar.
                               Estamos asustadas de los buenos amores, las caricias tiernas, los besos suaves,
las sonrisas, los ojos cálidos y las manos juntas.
Tenemos miedo, bad boy, miedo de ti, miedo de ellos y de ellas
Las que aman
Las que quieren
Los que no te rompen
Los que no te atormentan.
                Tengo miedo de ti, como lo tuve la primera o segunda vez que me dijiste que eras un chico malo porque, quizá, estabas más asustado que yo.
                Tengo miedo de tu ternura.
De tus alas y tu impulso
De tu cotidianidad.
No es  una renuncia, todo lo contrario.
Es un anuncio. Un vínculo más profundo.
Confesarte mis miedos es un pacto.

No me suelto,
no te sueltes, vive:
como en las noches en que te abrazo fuerte y te digo que vos también puedes sentir miedo,
como aquella vez que el dolor del mundo te agarró desprevenido y lloraste sobre mi pecho.

No me sueltes, que yo no voy a soltarme.
Voy a seguir mi estrella azul, la que nos trajo aquí, la que forma parte  de mi cosmogonía personal.
Voy a escribirte poemas y a gritarme consignas  en los momentos necesarios.

En la hora más oscura
En la sierra solitaria
En la soledad enajenante
En las dudas profundas
En la desconfianza cotidiana, que surge de imprevisto entre los pasos
En las incertidumbres, en las hostilidades.
En mitad de los impulsos que nos obligan a lastimarnos, a clavarnos las uñas
A mirarnos extraños, a empujar nuestros cuerpos contra la barrera de los hábitos represivos,
En la seguridad de la muerte.
En los desencuentros instalados
En el lenguaje no escuchado,
Cuando la poesía es imposible,
Ante la evasión de las promesas y los sueños vapuleados.
En el olvido de las historias, frente a los espejos que sólo reflejan nuestros cuerpos dolientes
En la irracionalidad del invasor que se nos cuela por los huesos,
Por las mentes y las estructuras disciplinatorias.
En mitad de la noche que amenaza con desatar la violencia.
En mitad de las palabras que son injurias sin sustento.
Ante los diccionarios que hablan del cariño y las sonrisas en clave mercantil.
En la profundad de nuestras ganas de gritar y escupir deseos imposibles.
                Ante nuestros rostros, que por una horas se transfiguran en el Enemigo.
                Ante las entrañas revolviendo, deshaciendo sentimientos, produciendo canales por donde corre la tempestad de los errores.
Ante la imperfección de mi cuerpo y el tuyo.
Ante la imperfección de mis actos y los tuyos.
En los nudos de las ataduras que hieren nuestras manos.
Después de usar nuestras cadenas para atarnos, para oprimirnos.
Ante los días desolados, donde las estaciones del año se transfiguran en sentimientos hirientes, y detrás de la ventana todo el clima es igual a lluvia, té caliente y lluvia.
                Ante los prejuicios que pintamos en  las re lecturas del pasado.
Ante el desconocimiento de nuestras reacción y al vuelta a la estructura que nos impone roles.
                Ante el performance de  nuestros miedos y fantasmas, ante la oveja y el lobo transfigurados en nuestras camas.
Ante la amenaza de la despedida, el desencuentro de nuestras dichas.
Ante la tristeza que derrumba.
                Ante el descontrol de las lágrimas o el llanto que irrumpe silencioso e inesperado en un pasillo.
 yo te nombro (como te nombro Éluard): Libertad. Yo te grito, como lo hicieron los esclavos moribundos: Libertad.
                Yo te poetizo, como lo hicieron las presas en la hora más aguda del mancillamiento: Libertad.
Yo te repito, como lo hicieron las torturadas, las violadas: Libertad.
Y te sueño, te anhelo, te pienso, te deseo, te escribo, te grito, como lo hicieron los obreros de las fábricas: Libertad, como lo hicieron las niñas vendidas: libertad, como lo hicieron las presas políticas: libertad, como lo hicieron los guerrilleros capturados: libertad, como lo hicieron las luchadoras, las guerreras: libertad, como lo hicieron los amantes en la hora más profunda de la soledad:… libertad.
Yo te construyo, libertad.
La libertad, también de volver a reconocernos, salir de nuestros miedos, capturar nuevos momentos, ser conscientes de la historia y nuestros pasados, amarnos como queremos, odiar la estructura que nos envuelven en viejas heridas, en viejos y tremendos hábitos de la tragedia, el dramatismo y la desolación.
“hay que aprender a cansarse de la mierda, de la tragedia, de lo gris. Hay que empezar a buscar los colores y acostumbrarse a ellos, a deslumbrarse, hay que empezar a acostumbrarnos a ser felices”, me dijo una mariposa.
                Deshabitar los dramas y las tormentas  e instaurar el diálogo, el cuestionamiento crítico y reaporpiarnos del cariño, es más, redoblar el cariño.
                Necesitamos nuevas consignas,
Las que teníamos no nos alcanzan
No se confunda, nos alimentan, nos llenan
Pero no soportan, las pobres, tantos fantasmas.



Mira bad boy, existen diferentes consignas, la mía empieza con el tema de la alegría: procurarnos la alegría en los días de tristeza, no con el fin de ocultar las lágrimas y heridas sino  con el fin de proponer, siempre y en todo espacio la rebeldía.
                La realidad, dicen los viejos poetas, es el espacio donde todo lo que piensas sale aún peor, estamos envueltos en una cultura que propone la tragedia desmedida, la desesperación, la violencia, la angustia y el drama como formas de resolución de conflictos, conflictos creados para lastimarnos, construidos desde la idea que se mete en nuestros cerebros que germina con el paso de los días y el olvido de nuestros acuerdos e historias.
Erradicar la instauración de la amenaza de la separación como forma de control social. La amenaza de los distanciamientos y  rupturas ante la primera imagen de la tempestad o ante la danza de los fantasmas produce desde ahora la fragmentación de una de las células más importantes para la lucha: lxs amantes. Por su potencial transgresor y rebelde. Destruir a los amantes ha sido uno de los proyectos mejor logrados del capitalismo.
                Todxs tenemos miedo de ser abandonadxs,
Todxs tenemos miedo de ser comparadxs
                Y entre tanto miedo vamos creando rostros enemigos, ahí, donde deberían haber puentes que cruzar, llaves que nos reguarden en los días de noche, panas de la vida. Construyamos puentes.
Redoblar los esfuerzos y el cariño por la comunidad.
                Y vos y yo también somos la comunidad. Tus manos tendidas hacia mi cuerpo son la comunidad, los arrullos inesperados, los llantos sorpresivos, son la comunidad.
Tú eres mi comunidad favortia.

La estrella azul,  bad boy,  la de mi cosmogonía personal.

miércoles, 25 de mayo de 2016


Poema osado
En ciertos espacios o burbujas,
los dominadores no necesitan más infiltrados,
no necesitan la tortura,
la desaparición forzada,
las estrategias disciplinatorias o las amenazas
para que nuestrxs jovenexs universitarixs  se alineen con el orden establecido.
Son ellas quienes clausuraron de  una vez y para siempre la madriguera del conejo,
son ellos, nuestros jóvenes universitarios,  los defensores del orden establecido, mientras piden disciplinar a las pocas ovejas negras que deciden rebelarse.
Son ellos quienes censuran el aborto,
son ellas quienes se avergüenzan de la palabra feminismo.
Son ellos quienes piden respetar la ley, los dogmas,  lo impuesto.
Son ellos quienes piden conservar el lenguaje así como está porque les parece absurdo, innecesario y hasta aburrido tener que escribir los y las.
No necesitan  una policía del pensamiento, son ellos los primeros en reprimirse, en reprimir a otros y en saltar cuando algo amenaza su perfecta paz, aunque esa paz esté erguida sobre miles de cadáveres.
Son ellas las que se callan cuando el macho-opresor se los pide.
Son ellos los que se sienten seguros diciendo que son libres, aunque su libertad consista en poder viajar cómodos en sus autos, emborracharse o acudir a un concierto y son los primeros en pedir castigo a los luchadores y luchadoras sociales que encabezan los movimientos de liberación.
Juzgan la diferencia.
Condenan la diferencia.
Excluyen la diferencia.
Aniquilan su propia subversión.
Se regocijan en la mediocre normalidad.
Y son tan peligrosos, porque son capaces de todo para defender su “estabilidad”,
esa que los oprime y explota,
que las oprime y explota.
Son ellos quienes aniquilan su propio derecho a soñar.
El capitalismo lo ha hecho bien.
No saben contar del 1 al 43.
De una a las 30 mil asesinadas.
No les interesa.
Piden respetar la RAE y al Estado,
apagar los incendios y borrar las consignas de las paredes
para conservar su dignísimo olvido, libre de recuerdos que los inciten a pensar más allá de sus espejos y habitaciones cerradas.
Son los solitarios, trabajan solos porque nadie está a la altura de sus exigencias,
piden ser escuchados y se aburren tremendamente cuando alguien más habla.
                No hay nada que los conmueva, disfrutan su estancia en la jaula,
                               Porque ya olvidaron que alguna vez tuvieron alas.


lunes, 9 de mayo de 2016

A los poetas no les gustan las escritoras feministas.











A los poetas no les gustan las escritoras feministas.
Tienen miedo de modificar sus metáforas, de reconstruir la poesía.

Poetizar la lucha,
versar sobre las guerreras,
dejar atrás la poesía que se concentra solo en las piernas o caderas.
Soltar a las musas y reconocer a las compañeras, las obreras de la poesía.

viernes, 29 de abril de 2016

CRÓNICA DE LA CITA NO PACTADA A LA QUE ACUDIMOS TODAS Y DEVENIMOS POETAS, TODAS, O LA HISTORIA DE CÓMO ACABO DE NOTAR QUE EL VIERNES 29 DE ABRIL SE CUMPLEN 80 AÑOS DEL NACIMIENTO DE ALEJANDRA PIZARNIK, JUSTO EL VIERNES QUE EMPIEZA EL TALLER Y EN SERIO NO LO PLANEÉ ASÍ PERO LA COINCIDENCIA EXPLOTA EN VERSOS Y MAGIA, MUCHA MAGIA


- Che, vos perseguís la coincidencia, vos la fabricás, la inventás, la creás, como a mí y a las maquinitas que escupen inspiración...
- No lo sé, recién abrí el texto, leí la fecha...

- Piba ¿segura que no lo planeaste? En una de esas lo escribiste en algún papel mientras dormías...
- Quizá es uno de esos encuentros inesperados en cualquier esquina. Una cita jamás pactada a la que llegan todas mis voces, juntas. Como aquella vez cuando me encontré en su diario el diálogo imaginario con una mujer del futuro que seguro era yo, seguro era yo. ¿Me explico?
-Ya está, lo que ocurrió fue el poema...
- ¿Cuál poema?
-Ese, el que escribimos todas juntas mientras rompíamos los relojes y nos burlábamos del tiempo cronológico y sus falsas ataduras.

viernes, 22 de abril de 2016

Poemas que quizá nunca escriba. Parte I.


Poemas al perrito que me espera todos los días.
Poemas al viaje místico de Antonin Artuad.
Poemas a Julio Cortázar sentado frente a su ventana mientras observa ronronear a Theodor W. Adorno y a ratos escribe la primera página del cuento “Señorita Cora”.
Poemas a las astromelias azules que conseguí en algún puesto de la Avenida Corrientes.
Poemas a la lluvia que nos cubría a las astromelias y a mí y sin saber nos hacía florecer, sí, a las astromelias y a mí.

Poemas al diálogo onírico que sostuve con Alejandra Pizarnik: ella me reclamaba no haber puesto la fotografía de sus muñecas en la tesis. Alfonsina Storni estaba allí, de pie, riéndose a carcajadas de nosotras. 
Poemas a Ramona sentada frente a la adivina, esperando saber si el futuro era realmente un invento de los hombres grises o si el futuro estaba prisionero en alguna jaula para pájaros como ella o si el futuro era la mano en el cuadro o si el futuro estaba trastocado o si el futuro, en una de esas, podía ser otra cosa, por ejemplo, una reunión de peces cantando. 
Poemas al poema de Paco Urondo y las tempestades.
Poemas a la mano de Paco Urondo escribiendo un poema contra las tempestades.
Poemas a la mano de Paco Urondo y a su boca repitiendo: la poesía les duele, la poesía les duele a esos hijos de nada, de  nadie. 



jueves, 24 de marzo de 2016

Pero ¿no tienes novio?// La sordera
Noviembre 2015



- ¿Y tienes novio?
Pues estoy por conseguir mi título de Maestría
Con una tesis sobre una poeta quien…
-Ya, ¿pero el novio?

Este año di cuatro seminarios en la universidad,
Fui sínodo en dos tesis y
-¿Y el novio?

También fui a dar unos cursos a Guerrero,
Lo cual fue extraordinario, porque me hizo salir de mis zonas de confort
Aprendí un montón con los y las compas que sostiene un proyecto de resistencia y lucha,
Que cuestiona la educación occidental y propone otro modelo educativo…
-Pero, ¿no tienes novio?

Luego el proyecto artístico-político con mi compa, está..
-¿Y él es tu novio?

En este país mueren 7 mujeres cada 24 horas
Ya perdí la cuenta del número de Estados que tiene “alerta de género”
Hace apenas un año apareció muerta otra “desconocida”, estaba embarazada, encontraron su cuerpo calcinado en algún basurero
- Ya, ¿pero no tienes novio?


Estoy leyendo a propósito de la doble explotación a las mujeres
El trabajo doméstico como trabajo no remunerado
Algunas mujeres les ruegan a sus maridos para que les “regalen” unos pesos más de su sueldo
-Pero ¿Y el novio?

El último tipo con el que “estuve”  era un violento pasivo con miedo al contacto físico
Antes de él estuve con un violento no tan pasivo que quería decirme cómo ser, cómo vivir, demasiado narcisista para escucharme.
El anterior a este, un tipo que trataba a las mujeres como objetos coleccionables.
Entonces, decidí pensarme, pensar las relaciones que establecía
Y cuestionar la idea del amor-occidental como uno de los vehículos más eficaces en la reproducción de la dominación y el sometimiento.
Como herramienta de destrucción y autodestrucción.
Como forma de subsumir el placer al tiempo productivo.
Para poder transformar mis prácticas, para poder hacer del amor un motor de cambio, de trasformaciones y no esas vertientes podridas: “llenar vacíos”, “completar las mitades”, “mi alma gemela”, que nos impide vivir con nosotras mismas y nos hacen encargarle al otro nuestra salud y estabilidad.
-Con razón no tienes novio

martes, 22 de marzo de 2016

Soñé con Adorno





La poesía es imposible.
La poesía imposible.
La poesía dice lo imposible.
La poesía habla con lo imposible.
La poesía hace posible decir lo imposible.
La poesía...

martes, 9 de febrero de 2016

Vine a Comala porque me dijeron que aquí encontraría a mi madre, una tal poesía...


Vine a Comala porque me dijeron que aquí encontraría a mi madre, una tal poesía...
Pero aquí hay cadáveres
nos están asesinando: por ser periodistas, estudiantes, mujeres, niñas, niños.
Comala, país muerte. 
La poesía es imposible.

domingo, 3 de enero de 2016

Sobre el fuego


Es fácil iniciar un incendio.
Los he visto.
Los he iniciado.
El fuego es un verso descarriado
Insurrecto
Intranquilo.

Por eso tanta precaución con el fuego,
Tantas ganas de quitarnos las ganas  de usarlo, de entregarnos a él
Por su capacidad subversiva y sí, destructiva
Reconstructiva. Siempre hay algo de dialéctica en incendiar/nos.

Hoy miré  el fuego de cerca,
Mientras devoraba mis temores escritos en papel.
Cerillos y una veladora,
El humo anunciaba no el fin de los miedos
Sino el inicio de la lucha por no dejarme consumir.
Hoy inicié un incendio, dentro
Seré fuego o no seré.