domingo, 5 de julio de 2015

Sandra, sus pérdidas

Tristeza infinita al recibir la siguiente instrucción: "te veo en el Instituto Mora, en Madrid 86, entre calle "no sé cual" y calle "no sé qué". Sandra se siente como animalito adolorido, pues es bien sabido que Sandra no conoce el nombre de ninguna calle o que sólo conoce la Avenida Corrientes, en Buenos Aires, porque como Sandra siempre dice, fue ahí donde conoció las astromelias. Pero es todo, no hay un su cabeza algún otro nombre, entonces Sandra recuerda las muchas veces que le aseguraron necesitar estrategias básicas para sobrevivir en el mundo, como: aprender a cocinar, aprender del desapego y, sobre todo, aprenderse el nombre de las calles y avenidas de sus destinos recurrentes. Pero cada vez que Sandra comienza a aprenderse el nombre de una calle, de pronto otras palabras irrumpen: "calle Sarato...hace frío hoy, seguro que llueve...Calle Sarato...hace tanta soledad que las palabras se suicidan..."
Ahora Sandra sabe que no sabe cómo llegar, ahora Sandra tendrá que buscar en el mapa, cerrar los ojos y recordar algún lugar cercano, el color de una casa, la vuelta que dio la última vez que pasó por ahí, el café o la banca donde se sentó a descansar. Ahora Sandra sabe que no importa lo que haga, se va a perder. Caminará mucho, y no, no es allá, no regresa tres calles, no pero el mapa, no pero las palabras se suicidan.
Tristeza de Sandra junto a la canasta de tacos, mientras paga y emprende el camino hacia la pérdida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario